VINTART
Educación Waldorf
PRIMER GRADO
Vamos a hablar sobre el niño de 7 años, sabemos que siempre hay un margen en las características que presentamos, hay diferentes factores que influyen como condicionamientos retrasando o acelerando el perfil evolutivo. Por este motivo, siempre tenemos que hacernos la siguiente pregunta:
¿De dónde viene ese niño, en qué momento se encuentra y hacia dónde va?
Etapa evolutiva
El segundo septenio se subdivide en 3 etapas, como habíamos visto que en el primer septenio se dividía en lactante, infante y pre-escolar, en este septenio también tenemos diferentes “capítulos”. El primer tramo va desde los 7 hasta los 9, el siguiente desde los 9/10 hasta los 12 y el tercer momento va desde los 12/13 hasta la pubertad.
SEGUNDO SEPTENIO
Existen 3 etapas: de 7 A 9 AÑOS, de 9/10 A 12 AÑOS y de12 A 14 AÑOS.
Nueva fase vital.
Cambios físicos.
Pérdida del mundo de la fantasía.
Se pierde la organización armónica de la infancia.
Sus ojos se dirigen hacia el mundo.
El sentimiento se objetiva.
Actitud crítica.
Aparecen los reclamos, miedos, críticas, enfrentamientos.
Durante este septenio comienza el aprendizaje formal y el desarrollo intelectual del niño se fomenta a través de habilidades básicas de aprendizaje y por el desarrollo de la memoria de una manera firmemente arraigada en la vida práctica. Todo aprendizaje busca implicar al niño para que se sienta identificado con la temática.
La imaginación es la cualidad clave y las imágenes pictóricas son un factor vital para hacer del aprendizaje una experiencia personal íntima.
El niño que pertenece al segundo septenio da un paso hacia el mundo exterior, su cuerpo físico ya ha construido la mayor parte de lo que va a servir como medio para vivenciar ese mundo, liberando fuerzas que ya se disponen a incursionar en nuevas experiencias. Las primeras señales de que las fuerzas del cuerpo físico se liberan para el desarrollo de la vida emotiva, es la caída de los dientes.
Estas fuerzas quedan disponibles para permitir el proceso de representación y la formación de la memoria, que son dos procesos esenciales para el aprendizaje. Antes, el niño aprendía por imitación más que por el entendimiento, ya que la experiencia sensorial penetra hasta la actividad del niño de una manera en la que la mente apenas interviene. Solo cuando la memoria puede funcionar independiente del estímulo sensorial, solo entonces es posible el pensamiento abstracto.
El niño en este septenio entra en una nueva fase vital, se producen cambios físicos, largo de piernas, tronco, expresiones faciales. Sus ojos se dirigen hacia el mundo exterior, esto permite realizar un juego entre su sentir y la vivencia exterior. La actividad interna se desenvuelve en la construcción de imágenes y representaciones. Se abre al diálogo, su vocabulario es más amplio, pero debe ser en imágenes, aquí la cuestión a trabajar. En lugar de decirle a un niño que” baje los pies de la silla”, uno puede acudir a una imagen, que sabemos que trabajará desde otro lugar, desde y hacia el sentir, entonces podemos decirle “si puede poner los pies sobre la tierra”.
Si tomamos dentro de este septenio, al niño de entre 7 y 9 años, tienen características similares como el deseo de aprender, sin necesidad de formar todavía sus propios juicios. La memoria, la imaginación, la satisfacción con la repetición rítmica y el deseo de conceptos universales presentados en forma de imagen son una parte de esta etapa. Esta etapa tiene resonancia todavía con la época de imitación.
Durante este septenio el elemento pictórico se antepone a los términos abstractos. Los conceptos imaginativos tienen la virtud de crecer a medida que el niño va modificando su comprensión del mundo. Hasta los 8/9 años requieren imágenes concretas que evocan fuertes impresiones sensoriales en la imaginación “lágrimas cálidas y saladas caían por las mejillas de la cenicienta”. Los niños avanzan desde una conciencia imaginativa pictórica a procesos de pensamientos abstractos e intelectuales, esto comienza a suceder después de los 10 años.
Este niño del cual hablamos durante el primer septenio aprende a familiarizarse con su cuerpo, a convertirlo en su hogar, desarrollando la orientación en el espacio, conquistando las primeras capacidades fundamentales. El niño del primer septenio “imita” a las personas, descubre el mundo a través del juego creativo. Al llegar al 7mo año de vida, una nueva metamorfosis llama a su puerta y le permite abrir y salir a explorar el mundo, las llaves son esos dientitos que comienzan a caerse, dejando el espacio para que nuevas cosas aparezcan y lo sorprendan. Mientras que antes de este septenio era un escultor que modelaba su propio cuerpo, en este septenio se transforma en músico, que trabaja su propia interioridad, fortaleciendo su ritmo respiratorio y circulatorio a través del ritmo y el compás interior. Fortalecer su YO es nuestra tarea.